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lunes, 22 de abril de 2013

¿Cómo selecciono un microcontrolador?

La elección del microcontrolador adecuado para un producto, diseño experimental o desarrollo, puede ser una tarea desalentadora y hasta “viciada” si no se inicia con conceptos claros y elementales, desde que lanzamos el primer trazo en una hoja de diseño. No sólo hay una mínima cantidad de características técnicas a tener en cuenta, también hay cuestiones muy diversas y que no a todos pesa por igual. No será lo mismo un aficionado que se lance a construir una pequeña aplicación llamativa con LEDs y servomotores (que quizás nunca termine), respecto a una gran empresa de manufactura, donde los costos y los tiempos de espera, que puedan paralizar un proyecto de millones de unidades, se incrementen una semana. A nivel de aficionado, podemos estar acostumbrados a echar mano del primer microcontrolador que tengamos disponible en una gaveta o de aquel que se venda en la tienda más cercana a nuestro hogar.  Ahorrar un dólar para optimizar el costo de la unidad y que luego los gastos de envío nos carguen con 30 dólares nuestro “saldo deudor”, no es una idea muy brillante. Sin embargo, en un millón de unidades (juguetes de cotillón para fiestas, con luces, por ejemplo) ese ahorro de un dólar puede significar una sonrisa muy grande en nuestros jefes.

Es decir, sin llegar a la obsesión de la mezquindad absoluta, es bueno aprender a administrar recursos ya que quizás hoy, ése dólar “extra” nos sobre en el bolsillo o en la gaveta, pero si mañana debemos aprender a administrar enormes producciones en masa, de un día para el otro, puede llegar a ser un camino muy empinado y difícil de sortear. Liberarnos del “vicio” (mencionado al inicio) de aprender a seleccionar materiales en el mercado podemos hacerlo desde el principio, durante el aprendizaje. Sin caer en pagar más gastos de transportes que de materiales, nuestro producto final hablará por nosotros y los cazadores de talentos que viven buscándote en la web, sabrán diferenciarte entre la multitud.

La selección del elemento apropiado es como intentar descubrir el mejor camino

En la última parte de esta introducción debemos reconocer que al inicio de un proyecto hay una gran tentación de saltar y empezar a seleccionar el microcontrolador antes de que los detalles del sistema estén terminados de enumerar y plasmar en un sencillo listado de necesidades, esto es, una selección de acciones que deberá ejecutar nuestro desarrollo. Esta tentación es, por supuesto, una muy mala idea. Antes de administrar cualquier pensamiento orientado a la selección del microcontrolador, los ingenieros de hardware y software (es decir, tú) deben trabajar los altos niveles del sistema, con diagramas de bloques esquemáticos y diagramas de flujos operativos. Sólo entonces, existirá suficiente información para empezar a hacer una selección racional y prudente del microcontrolador.

¿Para qué quieres utilizar un 18F14K50 si sólo deseas hacer un esclavo dentro de una red RS-485 que active un PWM para un dimmer? ¿Comprendes lo que intentamos expresar? Tal vez no tengas otra cosa que ese 18F14K50 para sacar adelante ese sistema y entregarlo mañana como trabajo práctico, pero tú sabrás bien que allí podrías haber resuelto la situación con otro microcontrolador mucho más económico y de igual en eficacia operativa. Vale decir entonces que, ante la falta de opciones, cualquier elemento puede ser útil para resolver nuestro hardware, sin embargo, cuando tenemos la posibilidad de seleccionar es bueno conocer las herramientas básicas de las que dispone cualquier diseñador para alcanzar un desarrollo optimizado.

Hacer una lista de las interfaces de hardware requeridas.
Esta es una de las primeras y principales enumeraciones a realizar. Utilizando un diagrama genérico de bloques de hardware, puedes crear una lista de todas las interfaces externas que el microcontrolador tendrá que soportar. Hay dos tipos “importantes” de interfaces que necesitan ser enumeradas. Las primeras son las interfaces de comunicación. Esto incluye los periféricos, tales como USB, I2C, SPI, UART, CAN, LIN y/o todos aquellos sistemas de comunicación que habitualmente llamamos “bus de datos”. Debes poner especial atención, dentro de esta etapa, si la aplicación requiere conectividad USB o alguna forma de Ethernet. Estas interfaces afectan en gran medida a la cantidad de espacio del programa tendrá que llevar adelante el microcontrolador. Además, aquí entra a jugar un papel fundamental el factor económico.

La cantidad de pines se determina con un simple diagrama en bloques de los periféricos utilizados

Es decir, ¿me conviene utilizar un microcontrolador con USB nativo o un FTDI operado por UART? Claro, hoy la capa física del USB o de Ethernet pueden ser habituales y nativas en microcontroladores de bajo costo, sin embargo, trabajando por UART puedo utilizar todo el abanico de soluciones “hechas y listas para usar” que puede brindarme Arduino. Del otro modo, quizás deba pagarle a desarrolladores de software para que me organicen un código optimizado en un lenguaje que desconozco, orientado específicamente para una arquitectura determinada, o que me llevará meses aprender a dominar. Fíjate que en un pequeño detalle, un ATMEL con UART y un IC FTDI pueden resultar más efectivos que un PIC con Ethernet embebido. El otro gran tipo de interfaz es el de las entradas y salidas digitales I/O, ADC, DCA y PWM (sumemos los comparadores aquí). Este tipo de interfaz terminará de cerrar el número de pines que serán requeridos por el microcontrolador para la aplicación.

Requisitos de potencia del microcontrolador
En la segunda etapa de organización debemos comenzar a pensar en los requisitos de potencia de procesamiento que necesitará nuestro microcontrolador. Esto equivale a pensar si necesitamos un procesador trabajando a más de 100Mhz, o si un 16F628A a 4Mhz será suficiente para la tarea. Al igual que con el hardware, debemos tomar nota de los requisitos que serán importantes. Por ejemplo, ¿alguno de los algoritmos necesitará utilizar matemáticas en coma flotante? Aquí tendremos que comenzar a plantear los tipos de variables más grandes (mayor cantidad de bytes) que tendremos que manipular. ¿Existen lazos de control de alta frecuencia en sensores (MEMS, ADC, etc.)? Dicho de otro modo, sería estimar los tiempos y la frecuencia en que el microcontrolador  ejecutará tareas específicas. La cantidad de potencia de cálculo requerida será uno de los mayores requisitos para determinar la arquitectura y la frecuencia de trabajo del microcontrolador. Como puedes observar, ya tenemos dos puntos de apoyo muy importantes: Saber cuanta estructura externa deberá manejar con comodidad el  Microcontrolador y a qué velocidad deberá hacerlo.

Selección de la arquitectura.
Aquí comienza una de las etapas con mayor carga de interrogantes ¿Puede este proyecto  llegar a funcionar con arquitectura de 8 bits? ¿De 16 bits? ¿O necesitaré de un núcleo ARM de 32 bits? Entre la comprensión de la aplicación y el hardware a utilizar (saber que tareas hará el micro, en qué orden y con qué periféricos), sumado a las exigencias de los algoritmos de software requeridos, ya podremos comenzar a delinear una orientación hacia la arquitectura definitiva. No debes olvidar nunca que, aunque no los veas, puedes tener media docena de compañeros de trabajo en condiciones de analizar expansiones futuras de Hardware (HW) o de Firmware (FW). Esto es muy común en el mundo Freelance, pero si eres solo y la aplicación es exclusiva para ti, tampoco debes dejar de pensar que otros, al ver tu trabajo puedan opinar: “Yo le hubiera puesto un LED indicador de X”, “A mi entender le faltan servomotores que activen un brazo articulado para una mejor interacción con el usuario”, “¿Cómo no le has incorporado un sistema inteligente de carga de baterías?”, “¿No tiene Bluetooth? ¿Significa que no podrás hacerle una aplicación interactiva a un dispositivo móvil?

La arquitectura puede parecer un factor sencillo de resolver, sin embargo, siempre alguien deseará agregar algo más.

Necesidades de memoria.
La cantidad de Memoria de Programa (OTP o Flash) y la cantidad de RAM disponible, son dos componentes muy importantes en la selección de un microcontrolador. Asegurarte de que no te quedarás sin espacio para todo el programa (líneas de código) o en el espacio destinado a manejar las variables y las operaciones matemáticas que el proceso requiera es, sin duda, una la más altas de todas las prioridades de selección. Siempre será mucho más fácil seleccionar un microcontrolador con abundancia en estas características. Llegar al final de un diseño y descubrir que lo que necesitamos sería sólo un 5% más de espacio en Flash o en RAM puede significar una pérdida de tiempos imperdonables. Después de todo, siempre se puede empezar con un dispositivo bien dotado de espacio de memorias y luego pasar a otro más pequeño, dentro de la misma familia de microcontroladores. Además, la mayoría de los compiladores que se encargan de organizar el programa, hasta llevarlo a un archivo ejecutable por el microcontrolador, pueden calcular el espacio necesario a utilizar a medida que vamos incorporando código a la interfaz de desarrollo (IDE).  No te olvides de dejar espacio para la creatividad de terceros y las próximas versiones mejoradas del mismo equipo.  Esto puede ahorrarte muchos dolores de cabeza en el futuro y muchos rediseños de HW y FW.

Estamos a mitad de camino. Comienza la selección.
No, no te apures, no estamos refiriéndonos aún al microcontrolador. Hablamos de un proveedor confiable, de buena reputación en lo que respeta a variedad de materiales disponibles, a una mejor referencia sobre responsabilidad en el cumplimiento de los tiempos de entrega, un buen precio final y todo el apoyo logístico que pueda brindar como Servicio de Post-Venta. Esto último equivale a ofrecer los números de seguimiento de los envíos (tracking) a través del tipo de correo seleccionado para la entrega. Arrow, Avnet, Future Electronics, DigiKey, Mouser, Amidata (RS on-line), Elko, Cika o cualquier tienda similar alrededor del planeta que pueda brindarnos calidad, buen precio y confianza.

Ahora sí, para seleccionar el microcontrolador, con todos los datos que tenemos disponibles, podemos hacerlo desde nuestra experiencia y familiarización con una determinada marca, mediante la recomendación de otra persona, realizando una selección de algún modelo genérico dentro de varias marcas y luego decantarnos por el de menor costo o de mayor disponibilidad al momento de la compra.  La mayoría de los proveedores de circuitos integrados (sean fábricas o tiendas) tienen un motor de búsqueda que te permitirá introducir los parámetros más importantes del microcontrolador buscado (conjunto de periféricos, pines I/O, cantidad y tipo de memorias, etc.) y a medida que se introducen estas informaciones, la lista comienza a reducirse mostrando las coincidencias de los criterios de la búsqueda. De esa lista, el ingeniero puede avanzar hacia la selección definitiva de un microcontrolador.

Seleccionar dispositivos de bajo consumo, fundamental en equipos a batería.

Examinar los costos y las limitaciones energéticas
En este punto, el proceso de selección seguramente ya habrá revelado una serie de posibles candidatos. Este es un buen momento para examinar los requisitos de energía y el costo de cada unidad. Respecto a los requerimientos de energía, si nuestro trabajo final se alimentará desde una batería debemos asegurarnos de utilizar sistemas de ultra-bajo consumo energético. Aquí tenemos otro pilar fundamental en la elección. Como mencionamos al principio, la evaluación de costos es elemental, sin embargo, hay un criterio que no puede ser pasado por alto: "la relevancia de la aplicación en sí misma". La aclaración es la siguiente: no será lo mismo un procesador barato para un juguete, que uno sencillo, pero de alta gama y calidad para un equipo de electro-medicina. Quizás hasta este punto, con un microcontrolador de 25 centavos teníamos resulto el sistema, sin embargo, las altas garantías de seguridad de funcionamiento pueden llevarnos a seleccionar otro de 25 dólares. Es decir, la economía y la calidad de la aplicación deben equilibrar el fiel de la balanza.

Si necesitas proveer un gran proyecto, asegúrate de no quedarte sin mercadería pronto. Para un mismo producto, compara los recuadros.

Verificar la disponibilidad del dispositivo elegido.
Con la lista de partes potenciales en la mano, ahora es un buen momento para empezar a comprobar en qué cantidades se encuentra disponible la pieza que necesitamos. Algunas de las cosas a tener en cuenta son los tiempos de espera (plazos de entrega), la disponibilidad en grandes cantidades (en un mismo distribuidor) para asegurar una producción en masa sin detenciones, ni frenos inesperados. Si no hay en la tienda (no pueden tener millones de unidades de cada componente que exista) quizás su web puede informarte de la disponibilidad que hay en la fábrica y pueden acceder a estos materiales al momento de tu pedido (observa la imagn superior). Por otro lado y más allá de la disponibilidad en grandes volúmenes, es conocer si el producto está en fabricación activa o si ya está discontinuado (no se fabrica más). Todas estas cuestiones eran muy importantes en mis épocas de editor en N+. De hecho, uno de los casos emblemáticos de este problema fue el receptor con el TDA7000. Mucha gente se quedó con el deseo de construirlo. Existió un circuito integrado en una época que era un extraordinario receptor de comunicaciones. Tengo 6 u 8 unidades y podría hacer montajes maravillosos con ellos, pero ¿de qué serviría si nadie podría conseguirlos?

IDE, Compiladores y Herramientas de Depuración.
Esta puede ser una de las etapas de selección que no merece demasiados comentarios. Todos los fabricantes de microcontroladores se esforzarán y brindarán a los usuarios códigos de ejemplos, kit de desarrollos, compiladores de código, herramientas de depuración del mismo y hasta programadores específicos de la marca. Es importante saber que este material estará disponible para la construcción de los prototipos iniciales, de lo contrario, el proceso de desarrollo puede llegar a ser largo, tedioso y costoso.

Desde imaginar un producto hasta lograr cristalizarlo en la mente, hay un proceso que debe ser organizado y estructurado.

Simulación en Ordenador.
Si bien esta práctica no es aplicable a muchos casos, podemos crear un entorno de trabajo dentro de un Software de Simulación que sea capaz de soportar nuestro microcontrolador y experimentar allí si el comportamiento del dispositivo es el esperado. No siempre esta práctica es aconsejable para aferrarse a un concepto. Esto es, que allí funcione no significa que en la vida real suceda lo mismo, sin embargo, los resultados siempre serán muy aproximados y usar un simulador específico (recomendado por el fabricante de los microcontroladores) puede ser una herramienta segura y ágil para avanzar durante la fase de desarrollo. 

¡Comienza la experimentación!
Llegados a este punto del trabajo, aún no está dicha la última palabra. Si no existe un Kit de Desarrollo donde desplegar las conexiones a los periféricos necesarios y donde poder trabajar el FW con programación ICSP (In Circuit Serial Program), debemos comenzar a realizar un montaje en un protoboard, con los riesgos e impedimentos que muchas veces ello implica. Por citar un ejemplo muy sencillo y cotidiano, podemos mencionar a un 18F4550. (Pero 44 pines y encapsulado QFN). Riesgo de invertir una polaridad, de colocar un puente a Tierra o GND en un pin incorrecto, de cortocircuitar los pines del oscilador con el cuerpo metálico del cristal. Fallar en la construcción del circuito ICSP, olvidarnos de colocar resistencias limitadoras en las salidas a LED o en las entradas con Pull-up. Es decir, aquí es donde se adquiere un relieve significativo y válido de lo importante que es una apropiada simulación y un correcto desarrollo sobre un Kit específico, orientado al microcontrolador a utilizar.

Por supuesto y como mencionamos al principio, esto es el ideal para trabajos en grandes escalas de fabricación. Si sólo quieres divertirte y aprender un poco, estos sencillos consejos te ayudarán a aprender. Si tu objetivo es algún día llegar a la cresta de la ola, esto es un conocimiento básico y elemental que deberás manejar a diario.

Esto fue una interpretación libre de un artículo aparecido en EDN.

domingo, 17 de marzo de 2013

Arduino, Raspberry Pi y una historia de cajas negras.

Existe una nueva tendencia en el mercado electrónico que abarca desde pequeños grupos de emprendedores, hasta las compañías de primera línea que incorporan, como elemento de trabajo, placas que traen los elementos necesarios para hacer funcionar un sistema que antes se construía (muchas veces) de manera anárquica. Es decir, cada investigador electrónico intentaba armar sus prototipos de la mejor forma que podía y no existía un patrón estructural. Con la llegada de Arduino y otros sistemas similares, este problema fue resuelto y el trabajo se centró en saber programar. El hardware comenzó a venir todo hecho, resuelto, económico y listo para ensamblar. Allí nace la gran pregunta: Saber programar, ¿Significa saber de electrónica? ¿Tú que opinas?

La llegada de Arduino al mundo de la Electrónica fue una vuelta de página respecto a la actividad tradicional que solía tener cualquier aficionado a la electrónica. Si bien antes tampoco era necesario saber soldar para poner en marcha un sistema basado en un microcontrolador sobre un protoboard, al menos había que saber ensamblar ese hardware y luego había que tener ciertos conocimientos de programación. Muchos, pocos o medios, eso no importaba y en definitiva, de eso dependería hasta dónde llegaría el realizador electrónico con su desarrollo. Cuando entra Arduino en escena, había mucha (pero mucha) gente que sabía programar (en diversos lenguajes) o en su defecto tenía grandes nociones de la actividad ya que en los diferentes niveles educativos, los lenguajes de programación comenzaron a ser una constante. En muchas ocasiones, los alumnos no entendían muy bien lo que estaban estudiando debido a que “eso” que armaban, partiendo de un diagrama de flujo, no lo podían “ver en acción” más que en algún emulador o simulador dentro del ordenador. En el mejor de los casos, la rutina terminaba en algún circuito hecho por otros, puesto a punto por otros y al que se tenía acceso sólo cuando se encontraban con esos “otros”, que terminaban siendo profesores, alumnos avanzados de la carrera o experimentadores solitarios (gente rara).

La Electrónica sobre un protoboard. Estructuras anárquicas que variaban de un electrónico a otro

Hasta que un día apareció una placa económica, con muchas “cositas”, que enarbolaba la bandera del Hardware y Software Libre, pero que para una inmensa mayoría no era más que una “caja negra” que funcionaba con sólo conectarla a un puerto USB del ordenador y por sólo 25 Dólares la podíamos llevar con nosotros, a cualquier lugar y en todo momento. No importaba que tenía dentro, lo que interesaba era que con ella se podía “dar vida útil” a las interminables horas de aburrida programación estudiantil. A partir de allí, todo jugó a favor. La onda expansiva se propagó por Internet como nunca podría haberlo hecho otro fenómeno por otro medio tan masivo y de comunicación realimentada en forma automática como fue la web. De este modo, llegó a personas que no sabían lo que era un FTDI o un ATMEGA y que además, “no les interesaba”. Para ellos, escribir cuatro líneas de código y lograr que un LED encienda y apague, era un acontecimiento único en su vida.

Arduino, el boleto de ida, para muchos, al mundo de la electrónica, partiendo desde un teclado

Hasta ese momento (llamémosle “antes”), había una comunidad de trabajadores de la electrónica del hardware, con sus dedos callosos por las quemaduras con el soldador (o cautín). Con sus ropas sucias de salpicaduras con ácido para hacer los PCB. Con los ojos pequeños de “enrutar” vías durante noches enteras hasta descubrir, al día siguiente, que el encapsulado de un capacitor era enorme y no entraba en el espacio que tenía reservado. Más noches escribiendo línea a línea un código en ASM donde la rutina debía saltar si el bit del registro estaba “seteado” o no y donde cada NOP podía significar la pérdida de toda una trama de datos, transmitidos en forma serial. Y más noches peleando con un dudoso programador de microcontroladores que nunca repetía dos veces un mismo mensaje de error y confundía más de lo que programaba.

Aquí, en este punto de la línea de los tiempos, cuando los microcontroladores ya existían e Internet no era más que un puñado de personas alrededor del mundo. Cuando el correo electrónico era toda una rareza. Cuando no existía el puerto USB en los ordenadores. Aquí, en este punto de la historia, ¿Tú crees que Arduino, o un sistema similar con tecnología acorde a sus tiempos, podría haber tenido éxito? En sus comienzos, sin la web, Arduino no hubiera sido más que una bonita placa, funcionando con pequeños ejemplos obtenidos desde un CD de alguna publicación impresa especializada. Pero no nos adelantemos, sigamos en la era del puerto paralelo y puerto serie.

Apertura de puertas y persianas automáticas con Arduino. No importa que el 90% sea otra cosa. 4 cables conectan a un Arduino

Hasta que en ese momento (llamémosle “presente”), aparece esta caja negra que sólo necesitaba un conector USB hacia un ordenador, algo de hardware periférico y genérico (motores, luces, sensores, llaves) y programación, sólo programación. Los primeros virtuosos del teclado que “vieron” el potencial que encerraba esta caja negra comenzaron a explotarlo, haciendo desde la aplicación más simple hasta la más compleja y combinada. Estructuras formadas por múltiples Arduinos trabajando como esclavos unos de otros y operando desde un simple juego de luces, hasta un robot volador completo. Todo se hacía con Arduino. Los titulares de los artículos eran redundantes. “Luces audio-rítmicas con Arduino”, “Indicador de LED con Arduino”, “Semáforo con Arduino”, “Regador automático con Arduino”, “Zapatófono con Arduino”, “No-sé-qué-cosa con Arduino” y lo más atrapante eran las “Impresoras 3D con Arduino”.

El público en general leía los titulares de las aplicaciones, pero cada tres o cuatro palabras encontraba una coincidencia: “Arduino”. A partir de allí la ola se generó sola. La gente comenzó a agruparse en páginas, foros, comunidades y la web (que ya disfrutaba del ADSL hacía varios años) fue la gran plataforma de lanzamiento de este sistema, que aún sigue tan vigente como al principio y que cada día suma más adeptos. Gente con una notable y admirable creatividad que produce realizaciones que, hasta hace pocos años, eran privativas para los más evolucionados electrónicos. Éstos, al ver esta nueva ventana al público consumidor, comenzó a diseñar y a elaborar lo que se conocen como “Shields” (Escudos) que facilitan la tarea de orientar la “caja negra” hacia aplicaciones específicas. Uno de los más claros ejemplos de esto es el que permite conectividad Ethernet. Sólo se trata de insertar un módulo, tomar ejemplos de código hechos por otros y se produce la magia: en pocas horas un programador puede jactarse de operar las luces de su casa vía web. Más aún si agrega el escudo WiFi. Sus amigos lo admirarán al ver que con su teléfono móvil, vía web y desde una mesa de café, controla las luces, la alarma de su casa y hasta le da de comer al gato. Todo con un Arduino. (“Este sí que de Electrónica sabe mucho…”)

El potente mbed, de NXP

Lo que Arduino despertó o generó (llamémosle “después”) fue una nueva generación de creativos electrónicos que evolucionó como un tsunami, en términos cronológicos, de la noche a la mañana. Con la misma velocidad aparecieron mbed, chipKIT, LPCXpresso, Amicus y muchas otras que ni siquiera fueron conocidas en forma masiva. Y allí no paró esa ola que inundó el mercado con placas que lo contenían todo, que lo hacían todo. La competencia se tornó cada vez más importante porque aprovechando las crecientes tecnologías de miniaturización comenzaron a realizarse arquitecturas diferentes, para realizaciones diferentes y objetivos ídem. Este es el caso del actual sistema Raspberry Pi, por citar un ejemplo. Como mencionamos antes, es otra cosa que nada tiene que ver con Arduino, pero permite el acceso a la gente para que ingrese al mundo electrónico, del diseño y del desarrollo desde el mismo lugar: la programación de una caja negra. Equipos muy económicos, que requieren poco hardware adicional (el poco que necesitan ya viene hecho) y que logra resultados sorprendentes. Como dijimos antes, quizás las arquitecturas y los conceptos no tengan nada que ver entre sí, pero lo digno de remarcar es la ventana que el comercio ha abierto a un nuevo segmento de "consumidores". Los nuevos genios de la electrónica sin soldadura y con la web de su lado, como herramienta base.

Las sorprendentes LPCXpresso de NXP

Sin embargo, en la mayoría de los casos y como suele ocurrirnos a casi todos los seres humanos, muchos de estos mismos desarrolladores que hace un año no sabían lo que era un transistor, hoy se enfrentan al reto de que la topología de su caja negra, “les queda chica”. Además, con el tiempo, fueron creciendo en el trabajo y ello los llevó a un aprendizaje autodidacta que les enseñó a avanzar más y más. Mañana quizás sean los creadores de nuevas “cajas negras versión 2.0” o comiencen a vivir la experiencia de salir hacia el mundo electrónico “hecho a medida”, desarrollado desde las entrañas de un circuito esquemático hasta cada vía de un PCB y cuando sean exitosos ingenieros realizados empresarialmente, recordarán con cariño aquellos años dorados de los inicios con Arduino.

El ordenador más pequeño y económico del mundo que te permite acceder a la electrónica en sólo unas horas

Visto en perspectiva, podríamos comparar la situación con aprender a conducir, comprar un automóvil y disfrutarlo. Salvando las distancias, los costos y los tamaños, la analogía del ejemplo puede ser válida. Hoy (y desde hace muchos años), la gente no se construye sus propios automóviles, pero el que deciden comprar, no será útil como vehículo de paseo familiar, como transporte de cargas y/o como un barco para 200 personas, es decir, para todas estas aplicaciones. En electrónica sucede algo similar, una solución, no es válida para todos los escenarios y muchas aplicaciones deben ser construidas a medida, porque una bocina en un avión o un timón en un auto, no quedarían muy elegantes y útiles. Regresando al área electrónica, para muchos, Arduino es lo más importante que les sucedió en la vida. Para otros, no es más que un oportunismo comercial que llegó al éxito y muchos están corriendo detrás de una parte del pastel. Es decir, aprovechar el negocio de los “programadores – electrónicos”. Tú, ¿En qué escala de valores lo ubicas? Para ti, saber programar, ¿Significa saber de electrónica?