Por ahora, todo está montado sobre una madera en el espacio libre que deja la estructura de la bicicleta. El elemento básico para tomar la información es un sensor de efecto Hall que recibe los impulsos magnéticos desde un imán fijado a una de las ruedas y de este modo el pequeño Raspberry Pi se encarga de obtener la información de giro de los neumáticos. Luego de esto, con un puñado de cálculos matemáticos (que tienen en cuenta el diámetro de la rueda y la cantidad de veces por segundo a la que gira el imán) obtiene la velocidad y la envía, mediante un cable HDMI, a un mico-proyector ubicado en el manubrio o manillar de la bicicleta. Finalmente, éste se encarga de colocar delante del rodado la luz con la imagen de información de velocidad.
Todo el sistema está, como mencionamos antes y se aprecia en el video, montado sobre una madera liviana, pero en el futuro la idea de Richardson es incorporar todo en el interior del gabinete que formaría este “faro inteligente” y que estaría adosado en el manillar. Una suerte similar sería la que correría la batería de teléfono móvil que se encarga de alimentar, mediante un cargador USB adaptado, todo el sistema de a bordo. La combinación entre prestar atención a la iluminación que el sistema puede brindar y estar atento a leer, ver o analizar cualquier dato útil que pueda llegar a proyectarse en el piso, puede quitar concentración en el manejo, máxime aún durante la noche en que debemos poner todos los sentidos en lo que hacemos. Otra desventaja del proyecto es que sólo sería un sistema “informativo” útil para la noche, pero teniendo en cuenta que puede convertirse en la luz inteligente del mañana que ilumine tu camino, este proyecto puede alcanzar a todo tipo de rodados donde las motocicletas se ubican en primer lugar en la lista de espera. Te puede parecer muy sencillo y nada especial, sin embargo, Matt Richardson lo construyó y hoy ya tiene a varios interesados en promocionar, perfeccionar y hasta comenzar a comercializar su proyecto. Aquí tienes un video previo, donde comenzaba a presentar su idea, el concepto de funcionamiento y las intenciones de su desarrollo.
Sin dudas, una idea que poco a poco está madurando hacia la realidad práctica, que sólo necesita el empujón económico y de optimización, que no todos llegan a conseguir y mueren en el intento de hacer realidad sus buenos proyectos. Más allá de lo que logre hacer este neoyorquino, Raspberry Pi nos muestra una nueva aplicación. Simple, móvil y de ayuda al que se desplaza en la noche. La nota sobresaliente es sin dudas, la conectividad al proyector, pero podríamos imaginar este mismo concepto con un sistema de LEDs de alta eficiencia, funcionando como un “scroll-text” y proyectando su brillante luz sobre el asfalto. Es decir, una vez que la idea de diseño se libera, cada uno puede ejecutarla con los medios que pueda tener a su alcance. Tu, ¿ya has pensado como hacerlo?
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